Dios nunca deja algo inconcluso...
Dios nunca comienza algo para dejarlo inconcluso, si sientes que la obra que comenzó en ti esta tardando, es debido a que el la está perfeccionando para un resultado mayor.
Esperar en Dios no es lo más fácil, pero si lo más seguro, si te duele, no te preocupes, es Dios trabajando en ti, recuerden la historia del herrero.
El recibe el acero y lo calienta a un calor infernal, enseguida, sin ninguna piedad, toma el martillo más pesado y le aplica varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada.
Luego la sumerje en un balde de agua fría y el taller entero se llena con el ruido porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura.
Y tiene que repetir este proceso hasta obtener la forma deseada, una sola vez no es suficiente, sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones.
Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e insensible como el agua que hace sufrir al acero, pero la única cosa que debo pedir es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que tú esperas de mí.
Para que un día yo también pueda decir: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, 2 Timoteo 4:7...
Belkys
Esperar en Dios no es lo más fácil, pero si lo más seguro, si te duele, no te preocupes, es Dios trabajando en ti, recuerden la historia del herrero.
El recibe el acero y lo calienta a un calor infernal, enseguida, sin ninguna piedad, toma el martillo más pesado y le aplica varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada.
Luego la sumerje en un balde de agua fría y el taller entero se llena con el ruido porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura.
Y tiene que repetir este proceso hasta obtener la forma deseada, una sola vez no es suficiente, sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones.
Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e insensible como el agua que hace sufrir al acero, pero la única cosa que debo pedir es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que tú esperas de mí.
Para que un día yo también pueda decir: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe, 2 Timoteo 4:7...
Belkys
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