El mosquito...

El mosquito...
El pequeño e insignificante mosquito, se despertó un buen día sintiéndose valiente e invencible, pensó que aquel era su gran día y que todo el mundo había de saber lo importante que era.

Así fue como se fue volando hasta la casa del león y en su camino, iba anunciando a grandes voces: Soy invencible, nadie puede conmigo, ni siquiera el poderoso león.

Los animales, escuchaban atónitos a su paso los gritos de aquel insignificante mosquito, sorprendidos por su actitud, decidieron seguirle para ver lo que ocurría.

Cuando el mosquito llegó a la casa de león, llevaba detrás un enorme grupo de animales ansiosos por ver qué iba a hacer el mosquito.

León, yo puedo vencerte en un combate, puedo, puedo y puedo, mosquito, dijo el león con voz cansada y mirándole de reojo, eres demasiado pequeño para enfrentarte conmigo.

Sí, soy pequeño, pero también soy valiente y soy invencible, contestó el mosquito y acto seguido hizo sonar su trompetilla tan fuerte como pudo, vamos a pelear, gritó envalentonado.

Sí es lo que deseas y acto seguido, el león lanzó un rugido que hizo estremecer a todos los animales, con su zarpa lanzó un manotazo al aire para aplastar de un zarpazo al mosquito insolente.

Pero el mosquito, esquivó el manotazo y voló directo a la nariz del león, una vez allí, se colocó en posición de ataque y comenzó a picarlo una y otra vez en la punta de su nariz, justo allí donde el león era más sensible.

El león de pronto, se mostró desesperado y comenzó a darse manotazos a sí mismo y con sus garras puntiagudas comenzó a rasgarse la piel, sin embargo, ningún zarpazo alcanzó al pequeño mosquito que se movía veloz y ágil.

Hasta que, desesperado, dijo el león: Basta ya mosquito, me rindo, has ganado la pelea, nada más pronunciar estas palabras, los animales comenzaron a aplaudir y el mosquito exultante gritó:

Soy el mejor, soy invencible, soy muy valiente, sí, eres valiente, de eso no cabe ninguna duda, pero invencible eso ya es otra cosa, dijo el león.

El mosquito, orgulloso por su victoria, no presto antención al león y se fue volando mientras tocaba su trompetilla contento por su éxito.

Entonces, absorto que estaba recordando su logro, sin darse cuenta, se enredó en la tela que una araña había tejido entre dos ramas, la araña, al ver atrapado al mosquito, saltó sobre él y se lo comió.

Moraleja: con astucia y valentía, los pequeños pueden derrotar a los poderosos, pero nadie es invencible...
Belkys


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