Historias urbanas...
Si vives en Puerto Cabello y has escuchado, relámpagos, truenos y algunas centellas, en estos días, no te asustes, es que se nos fue, nuestra querida Aida Labrador.
El rebullicio en el cielo es tal, que alborotó a todo mundo, como era de esperarse, para jugar dominó, con sus amigos: Don Argenis Salazar y el Dr. Jose Luis Amor.
Este personaje emblemático de la porteñidad fué un símbolo de la humildad y la amistad, que supo calar en todos los estratos de nuestra sociedad y que dejó grandes recuerdos en nuestros corazones.
Aida Labrador descubrió que tenia la capacidad de luchar por los demás, razón por la que se sumó a la lucha sindical, casi de adolescente.
De carácter fuerte, dicharachera, voz imponente, verborreica, pero con un corazón noble, supo ganarse la confianza de sus compañeros y amigos, hizo gala de lo que mejor sabia: Ayudar a la gente y esto le valió el apodo de: Malula.
Por eso y muchas cosas más nuestro personaje será recordada, con agrado y mucho respeto, fue una luchadora desde todo punto de vista, una lideresa natural y un ejemplo de mujer venezolana, hasta pronto Doña Aida Labrador…
El rebullicio en el cielo es tal, que alborotó a todo mundo, como era de esperarse, para jugar dominó, con sus amigos: Don Argenis Salazar y el Dr. Jose Luis Amor.
Este personaje emblemático de la porteñidad fué un símbolo de la humildad y la amistad, que supo calar en todos los estratos de nuestra sociedad y que dejó grandes recuerdos en nuestros corazones.
Aida Labrador descubrió que tenia la capacidad de luchar por los demás, razón por la que se sumó a la lucha sindical, casi de adolescente.
De carácter fuerte, dicharachera, voz imponente, verborreica, pero con un corazón noble, supo ganarse la confianza de sus compañeros y amigos, hizo gala de lo que mejor sabia: Ayudar a la gente y esto le valió el apodo de: Malula.
Por eso y muchas cosas más nuestro personaje será recordada, con agrado y mucho respeto, fue una luchadora desde todo punto de vista, una lideresa natural y un ejemplo de mujer venezolana, hasta pronto Doña Aida Labrador…
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