Para vencer los celos...

Sométase a Dios, confiese que es un pecado y aléjese de la tentación de la comparación.

Lo que podría empezar como una pequeña comparación entre nuestra vida y la de otra persona, puede salirse de control con facilidad.

La envidia es como una bola de nieve que se vuelve cada vez más grande y sus consecuencias pueden ser espiritual y mentalmente devastadoras.

Los celos llenan el corazón de descontento, ansiedad y amargura, distorsionando nuestros pensamientos, hasta que es casi imposible mantener el plan de Dios a la vista.

Dejemos atras los celos, la envidia, el resentimiento no lo llevémos al nuevo año...
Belkys


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