Divorciate...
Pero no de tu cónyuge, sino de tu falta de lealtad, de tu mal carácter y de tu falta de compromiso.
Del uso excesivo de tu celular, de tus faltas de respeto, de tu tacañería, de tus celos amargos y compulsivos.
De estar aferrado a la mentira, del espíritu de manipulación y de tu falta de entrega a Dios.
Divórciate de todo aquello que te separa de tu familia y de Dios...
Belkys
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