Justiciero o vengativo...
Ayer me fui al supermercado, hice mi compra que era pequeña y cuando estaba en la cola para pagar, entre sacarme los guantes y guardar el celular, se me cayó mi billete de $100, que tenía para pagar.
Una señora que estaba al frente de mi terminando de pagar sus compras en la caja, lenta y amablemente se agachó y agarró mi billete.
Cuánta gentileza en tiempos de pandemia pensé, le extendí mi mano tratando de estar lejos para que se sintiera segura, mientras le agradecía, hasta que la señora me dice lo siguiente: Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra.
Bastó un segundo para enfurecerme, me puse roja como un tomate como siempre suele pasarme, la ironía, el olor a crema hidratante y la cara arrugada de esa mujer se convirtió en una pintura surrealista delante mío.
De repente, ella se fue naturalmente, como si nada malo hubiera pasado, miré a la persona q estaba detrás de mí y a las que estaban al lado y ellas me respondían con una mirada atónita e incrédula, susurrando cosas entre sí.
La mujer se fue, llevándose mis $100, ¿¿qué tal esa?? ¡¡Ni yo me lo creía!! Me dio una rabia casi incontrolable, se me subió la sangre a la cara y ya no de vergüenza, quería hacer justicia por cuenta propia.
Me entró la malandra que habita en mi, ni siquiera pensé en la pandemia, dejé mis compras porque no había forma de pagarlas, habia dejado mi tarjeta en casa.
Me fuí tras ella hasta el estacionamiento para decirle lo absurda e inadmisible de la situación y para que me devolviera mi billete, cuando me di cuenta, las personas que estaban más cercanas en la cola vinieron tras de mi, de curiosos seguramente.
Medio se armó el alboroto, la gente comenzó a juntarse, la mujer me miró con desprecio y actuó como si fuera invisible, cuando ella llegó a su auto, colocó lentamente sus dos bolsas en el suelo para buscar la llave de su auto y abrir el maletero.
Pensé: Es ahora o nunca, le agarré las bolsas de compras y le dije sus palabras: Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra y salí corriendo por el estacionamiento hacia la salida.
Entre el susto y la risa orgullosa de la revancha, los mirones comenzaron a aplaudir, la mujer medio vi que se emputó y salió del parqueo tumbando los conos por su camino.
Sentí ese pico de adrenalina, susto y nerviosismo, pero después me maté de la risa, más o menos de esas risas nerviosas y me fui.
Cuando llegué a la casa, abrí las bolsas:
3 kg de lomo de res, 1 kg de salmón, aceitunas, verdes y negras, jamón, queso y yogures de dos sabores, 1 pan integral del que me encanta, 1 frasco de aceite de oliva, 2 botellas de vino blanco, 2 frascos de nutella, 2 kg chorizo parrillero, 12 Pan Frances, 1 Frasco de Mayonesa, 1 Frasco de Ketchup, 1 Frasco de Mostaza, 1 Libra de Queso Havarti, 1 Libra de jamon.
Nunca en la historia de mis compras fueron tan bien aplicados y rentables los $100 que me robó la vieja y ahora aquí estoy tomándome un vinito, comiendo y pensando: ¿Soy un justiciero o un vengativo?
Obviamente esto no es real, estamos en una campaña de promoción a la lectura, la lectura estimula nuestra mente e imaginación, nos hace viajar a otros lugares y ayuda en la comunicación.
No es de mi autoría, pero obviamente, quien cuenta un cuento aumenta un punto...
Belkys
Una señora que estaba al frente de mi terminando de pagar sus compras en la caja, lenta y amablemente se agachó y agarró mi billete.
Cuánta gentileza en tiempos de pandemia pensé, le extendí mi mano tratando de estar lejos para que se sintiera segura, mientras le agradecía, hasta que la señora me dice lo siguiente: Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra.
Bastó un segundo para enfurecerme, me puse roja como un tomate como siempre suele pasarme, la ironía, el olor a crema hidratante y la cara arrugada de esa mujer se convirtió en una pintura surrealista delante mío.
De repente, ella se fue naturalmente, como si nada malo hubiera pasado, miré a la persona q estaba detrás de mí y a las que estaban al lado y ellas me respondían con una mirada atónita e incrédula, susurrando cosas entre sí.
La mujer se fue, llevándose mis $100, ¿¿qué tal esa?? ¡¡Ni yo me lo creía!! Me dio una rabia casi incontrolable, se me subió la sangre a la cara y ya no de vergüenza, quería hacer justicia por cuenta propia.
Me entró la malandra que habita en mi, ni siquiera pensé en la pandemia, dejé mis compras porque no había forma de pagarlas, habia dejado mi tarjeta en casa.
Me fuí tras ella hasta el estacionamiento para decirle lo absurda e inadmisible de la situación y para que me devolviera mi billete, cuando me di cuenta, las personas que estaban más cercanas en la cola vinieron tras de mi, de curiosos seguramente.
Medio se armó el alboroto, la gente comenzó a juntarse, la mujer me miró con desprecio y actuó como si fuera invisible, cuando ella llegó a su auto, colocó lentamente sus dos bolsas en el suelo para buscar la llave de su auto y abrir el maletero.
Pensé: Es ahora o nunca, le agarré las bolsas de compras y le dije sus palabras: Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra y salí corriendo por el estacionamiento hacia la salida.
Entre el susto y la risa orgullosa de la revancha, los mirones comenzaron a aplaudir, la mujer medio vi que se emputó y salió del parqueo tumbando los conos por su camino.
Sentí ese pico de adrenalina, susto y nerviosismo, pero después me maté de la risa, más o menos de esas risas nerviosas y me fui.
Cuando llegué a la casa, abrí las bolsas:
3 kg de lomo de res, 1 kg de salmón, aceitunas, verdes y negras, jamón, queso y yogures de dos sabores, 1 pan integral del que me encanta, 1 frasco de aceite de oliva, 2 botellas de vino blanco, 2 frascos de nutella, 2 kg chorizo parrillero, 12 Pan Frances, 1 Frasco de Mayonesa, 1 Frasco de Ketchup, 1 Frasco de Mostaza, 1 Libra de Queso Havarti, 1 Libra de jamon.
Nunca en la historia de mis compras fueron tan bien aplicados y rentables los $100 que me robó la vieja y ahora aquí estoy tomándome un vinito, comiendo y pensando: ¿Soy un justiciero o un vengativo?
Obviamente esto no es real, estamos en una campaña de promoción a la lectura, la lectura estimula nuestra mente e imaginación, nos hace viajar a otros lugares y ayuda en la comunicación.
No es de mi autoría, pero obviamente, quien cuenta un cuento aumenta un punto...
Belkys
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