Tengan paciencia y dejen mezclar...

Hace un tiempo una de mis hijas me envio la historia de un sacerdote visitante que asistió a un desayuno para hombres en medio de una zona rural de cultivo del país.

El grupo le había pedido a un campesino ya un poco entrado en años y vestido con un overol, que hiciera la oración para el desayuno de la mañana.

Señor, odio el suero de leche, comenzó el campesino, el sacerdote visitante abrió un ojo para mirar al campesino y preguntarse a dónde iba con esto.

El campesino proclamó en voz alta: Señor, odio la manteca de cerdo, ahora el sacerdote estaba cada vez más preocupado.

Sin perder el ritmo, el campesino continuó: Y Señor, sabes que aborrezco la harina blanca cruda, el sacerdote una vez más abrió los ojos y miro alrededor de la habitación y vio que no era el único que se sentía incómodo.

Entonces el campesino agregó: Pero Señor, cuando los mezclas todos juntos y los horneas, me encantan las empanadas frescas.

Entonces, Señor, cuando surgen cosas que no nos gustan, cuando la vida se pone difícil, cuando no entendemos lo que nos estás diciendo, ayúdanos a relajarnos y esperar hasta que hayas terminado de mezclar todo eso.

Probablemente será incluso hasta mejor que las empanadas, Amén.

Dentro de esa oración hay una gran sabiduría para todos cuando se trata de situaciones complicadas como las que estamos viviendo hoy en el mundo.

Manténgase fuertes, mis amigos, porque Dios está mezclando varias cosas que realmente no nos gustan, pero algo grande y bello está por venir cuando el termine de mezclar todo eso...
Belkys

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