Decisiones...

Cuenta una amiga: Yo era una buena esposa, una gran esposa, así que, ¿qué estoy haciendo sin un hogar, sin un empleo y con tres niños asustados y desplazados en el albergue de una mujer en Jacksonville, Florida?

La habitación comenzó a llenarse con mujeres y niños desconcertados y estropeados, el albergue de mujeres estaba atestado al máximo aquel domingo en la mañana.

La Biblia dice: Hay un tiempo para todo, aparentemente ese domingo de agosto de 1981 era un tiempo para correr.

Justo el día anterior, una de mis hijas me había confesado que mi esposo de diez años la molestaba, mi espina dorsal se derritio, me sentía caliente y fría, iba a vomitar, pero en vez de hacerlo, llamé al Departamento del Alguacil de Jacksonville.

Tuve que esperar que el asistente a cargo me llamase de vuelta, no fue una espera larga, su voz fue compasiva y sus instrucciones, breves.

Usted necesita irse con los niños a un lugar seguro, haremos los arreglos, recoja algunas cosas para un par de noches, déjele una nota a su esposo indicándole que usted y los niños están a salvo.

Ella me dio la dirección del albergue y comencé a llamar a mis amigos cercanos, en 20 minutos descubrí que no tenía ninguno.

Finalmente llamé a alguien a quien apenas conocía, ella dejó todo y sin hacer pregunta alguna, se convirtió en una de las más grandes bendiciones de mi vida, en hora y media estábamos en el albergue.

Así que allí me hallaba yo en una fría mañana de agosto, preguntándome qué giro del destino me había traído a este lugar.

Había gastado diez años esquivando gritos y golpes, tratando con todas mis fuerzas de hacer agradable una vida que se había tornado una pesadilla, le había mentido a todos, especialmente a mí misma, sobre cuán santo era mi esposo.

Me había insinuado a mí misma entre mi esposo y mis hijos, tratando de mantenerlos a salvo y obviamente había fracasado, me sentía tan baja y perdida como nunca lo había estado en mi vida.

La líder del grupo comenzó a hablar: Hay una razón, dijo ella, por la que todas están aquí, algo muy específico las ha traído aquí hoy.

Cada una de ustedes necesita hacerse una pregunta: ¿Cuáles son las decisiones que he tomado en mi vida que me han traído a este momento? Sólo entonces podrán contestar la pregunta.

Y caí en cuenta, realmente caí en cuenta, nunca se me había ocurrido que era yo quien había tomado las decisiones, la decisión de no terminar la escuela, de casarme con un hombre al que no conocía, de traer niños a mi mundo incierto.

Mis hijos eran todo para mí y si para salvarlos tenía que tomar aquella dura mirada hacia mi misma, así sería y mi vida comenzó a cambiar, comprendí que todo lo que pasara a partir de ese momento en adelante sería el resultado de mis decisiones personales.

Al querer mirar hacia adelante tuve que hacer una terrible travesía a mi pasado, para comprender dónde había abdicado mi libertad para escoger y tomar mis propias decisiones...
Belkys

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