El carbon...
Un día un niño entró en su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
Su padre lo llamó, el niño siguió diciendo irritado: Papa te juro que tengo mucha rabia, Pedro no debió hacer eso conmigo; por eso, espero que todo le vaya mal, lo odio.
Su padre, un hombre muy sabio, escuchaba con calma quien continuaba diciendo: Imagínate que me humilló frente a mis amigos, no acepto eso, ojalá se enferme para que novaya más a la escuela.
El padre siguió escuchando; se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa de donde cogió un saco lleno de carbón que llevó hasta el final del jardín y le propuso a su hijo lo siguiente:
Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedro y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él.
Tirale todo el carbon que ay en el saco, despues volveré para ver como quedo, el niño se lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones, pero como el tendedero estaba lejos, pocos carbones acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó le preguntó: Que tal te sientes, cansado, pero mejor papá, mira, acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
Ven conmigo, quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo en el que pudiera ver todo su cuerpo.
Estaba todo manchado y sólo se le veían los dientes y los ojos, en ese momento el padre dijo: Hijo, como pudiste observar, la camisa quedó un poco sucia, pero no es comparable con lo sucio que quedaste tú.
El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros, por más que quieras o puedas perturbar la vida de alguien con tus pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en ti...
Belkys
Su padre lo llamó, el niño siguió diciendo irritado: Papa te juro que tengo mucha rabia, Pedro no debió hacer eso conmigo; por eso, espero que todo le vaya mal, lo odio.
Su padre, un hombre muy sabio, escuchaba con calma quien continuaba diciendo: Imagínate que me humilló frente a mis amigos, no acepto eso, ojalá se enferme para que novaya más a la escuela.
El padre siguió escuchando; se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa de donde cogió un saco lleno de carbón que llevó hasta el final del jardín y le propuso a su hijo lo siguiente:
Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedro y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él.
Tirale todo el carbon que ay en el saco, despues volveré para ver como quedo, el niño se lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones, pero como el tendedero estaba lejos, pocos carbones acertaron la camisa.
Cuando el padre regresó le preguntó: Que tal te sientes, cansado, pero mejor papá, mira, acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.
El padre tomó al niño de la mano y le dijo:
Ven conmigo, quiero mostrarte algo.
Lo colocó frente a un espejo en el que pudiera ver todo su cuerpo.
Estaba todo manchado y sólo se le veían los dientes y los ojos, en ese momento el padre dijo: Hijo, como pudiste observar, la camisa quedó un poco sucia, pero no es comparable con lo sucio que quedaste tú.
El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros, por más que quieras o puedas perturbar la vida de alguien con tus pensamientos, los residuos y la suciedad siempre queda en ti...
Belkys
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