Un toro decidió invitar a sus amigos a una gran comida, yo ya estoy prestando mi casa, así que no aportaré nada, dijo con orgullo. El perro se sumó rápido: Yo traigo un huesito viejo que encontre, aún tiene un poquito de carne, el caballo, entre risas, agregó: Tengo por ahí un pedazo de queso del carnaval pasado, está algo rancio, pero no está verde todavía. Todos miraron entonces a la gallina, esperando su respuesta ¿entonces todo lo demás lo pongo yo? dijo la gallina con voz temblorosa, bueno, traeré la leña, el arroz, los frijoles y me encargaré de cocinar como siempre. Ese día, la gallina llegó temprano, sudando, con un pañuelo amarrado y el machete en mano, cortó la leña, cocinó todo, cargó maíz, frijoles y arroz, hizo todo ella sola, el trabajo fue tanto que, sin querer, se le fue la mano con la sal. Por la noche llegaron los invitados, el caballo dejó el queso, se sirvió una gran porción y al probar los frijoles hizo burla: ¿Esto qué es? ¿Frijoles con sal o sal con frijoles...